Un hidalgo manchego de unos 50 años y de mediana posicion económica, se queda entusiasmado de tal modo por los libros de caballería que decide salir a correr aventuras acompañado de su fiel Sancho. La especial locura de Don Quijote y la fascinación de Sancho por las palabras de su señor se van revelando poco a poco, en contraste con la brutalidad y la burla de que ambos, bienintencionados personajes, son objeto por parte de aquellos a quienes tratan de ayudar.