Madrid, principios de septiembre. Jorge está sentado en un banco frente al instituto. No se atreve a entrar. Dentro le espera la nota de Física II. Su futuro depende de esa nota. O eso es lo que él cree. Jorge vive en un cuarto sin ventanas, sin luz, sin aire, sin salidas. Su padre, Andrés, portero del edificio, está a punto de jubilarse y quiere que su hijo se haga cargo de la portería. Si no acepta, tendrán que abandonar la vivienda