En Aldeal señor, un pueblo de los páramos altos de Soria, quedan hoy 14habitantes. Son la última generación, después de mil años de historiaininterrumpida. Hoy, la vida continúa. Dentro de poco, se extinguirá sin estrépitoy sin más testigos. Los vecinos de Aldealseñor y el trabajo del pintor PelloAzketa comparten algo en común: las cosas han comenzado a desaparecer delantede ellos. La narradora vuelve a su origen y asiste a ese final al tiempo queintenta recuperar una imagen primera del mundo, de la infancia.