Para brindarle una vida mejor a su hijo y a su madre, Rosario trabaja y vive en los EE.UU. sin papeles. Ella echa mucho de menos a su hijo Carlitos que vive en México con su abuela. Su único contacto son las llamadas semanales que hace Rosario desde una cabina telefónica y los regalos que le envía a México. Cuando muere su abuela, Carlitos emprende la travesía en búsqueda de su madre, pero su dirección en L.A. es sólo un apartado de correos.